Rajini Narayan, mujer de 44 años residente en Adelaida (Australia) presuntamente asesinó a su marido incendiándole los genitales. La razón que dió fue que “su pene sólo debe pertecerme a mí... y si no es mío no es de nadie”.
Y es que los vecinos ya conocían los celos enfermizos de la señora Narayan: ya había mencionado varias veces a la gente de su calle que su marido “se veía con otra y les había visto abrazarse”.
No sabemos si el señor Narayan realmente había cometido adulterio pero Rajini estaba plenamente convencida de ello. Así que, en un arrebato, roció los genitales de su esposo mientras dormía con líquido inflamable y procedió a prenderlos.
Por supuesto, el marido falleció quemado (tratando de acabar con el incendio de sus bajos dió un cabezazo a la botella de alcohol y el contenido acabó desparramado por la habitación). Por supuesto, la casa terminó ardiendo y el incendio afectó a la casa colindante. Claro está, la señora Narayan declaró que su intención no era esa y que sentía lo que había ocurrido dado que sólo quería dar una lección a su marido.
Ahora el asunto es cosa de los juzgados, donde la fiscalía pide que, en el caso de que sea puesta en libertad bajo fianza, se le haga un exhaustivo examen psicológico.
Ya lo decía Jean-Baptiste Alphonse Karr “Los celos son una mezcla explosiva de amor, odio, avaricia y orgullo”
Y es que los vecinos ya conocían los celos enfermizos de la señora Narayan: ya había mencionado varias veces a la gente de su calle que su marido “se veía con otra y les había visto abrazarse”.
No sabemos si el señor Narayan realmente había cometido adulterio pero Rajini estaba plenamente convencida de ello. Así que, en un arrebato, roció los genitales de su esposo mientras dormía con líquido inflamable y procedió a prenderlos.
Por supuesto, el marido falleció quemado (tratando de acabar con el incendio de sus bajos dió un cabezazo a la botella de alcohol y el contenido acabó desparramado por la habitación). Por supuesto, la casa terminó ardiendo y el incendio afectó a la casa colindante. Claro está, la señora Narayan declaró que su intención no era esa y que sentía lo que había ocurrido dado que sólo quería dar una lección a su marido.
Ahora el asunto es cosa de los juzgados, donde la fiscalía pide que, en el caso de que sea puesta en libertad bajo fianza, se le haga un exhaustivo examen psicológico.
Ya lo decía Jean-Baptiste Alphonse Karr “Los celos son una mezcla explosiva de amor, odio, avaricia y orgullo”
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