

Algunas, como llevar a su sobrina a Villa Park, no le han costado demasiado. Otras, en cambio, requerían un mayor desembolso económico, como la compra de un Mercedes de más de 30.000 euros o una reserva en el complejo de golf K Club. En el último de sus diez deseos aparecía la 'inmortalidad' y, si bien no la ha conseguido, los doctores se dieron cuenta a las diez semanas de que su diagnóstico había sido equivocado.
Ismay no estaba a punto de morir, sino que padecía hemocromatósis, una enfermedad hereditaria que provoca un excesivo acúmulo de hierro en el organismo, pero que puede ser tratada. "Ahora no bebo casi nada y no como nada de carne roja", ha asegurado al diario Daily Mail.
(www.20minutos.es)
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