Pero creo que ninguno hemos llegado al extremo de Michelle Perrino.
Michelle trabajaba en las oficinas de Bayonet Point Oxygen, una empresa de Florida (Estados Unidos) dedicada a la fabricación y suministro de bombonas de oxígeno. Un buen día, y por una razón que desconocemos, decidió que el único oxígeno del que quería saber esa tarde era el que podía respirar en la calle.
Ignoramos si había agotado los permisos, si no pudo dar con un amigo médico que le firmara un permiso o si la empresa es especialmente tiránica. El caso es que no se le ocurrió mejor manera de pillar unas horas libres que provocar un incendio en la oficina.
Según algunos testigos, se pudo ver a Michelle manoseando los fusibles, bloqueando los teléfonos y metiendo mano en un archivador. Unos minutos después se declaraba el incendio.
No sabemos si la cosa fue grave, pero sí sabemos cómo pillaron a Michelle. Al parecer ella había hablado a los investigadores sobre el incendio en un archivador mucho antes de que se supiera dónde se había originado el fuego. Eso, unido a los testimonios antes mencionados de los “amigos”, terminó de señalar a Perrino como la causante del pitote.
Así pues Perrino ha sido despedida y, lo que es más, obligada a no tener contacto con la empresa o los compañeros de su antiguo trabajo.
(http://www.nopuedocreer.com)
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